La evaluación biomecánica de la marcha es una evaluación integral que se centra en los principios mecánicos que subyacen a la forma en que los seres humanos caminan y corren, integrando mediciones de movimiento, fuerzas y actividad muscular para analizar cómo funciona el sistema musculoesquelético durante la locomoción. Esta evaluación emplea herramientas avanzadas como sistemas de captura de movimiento, plataformas de fuerza, sensores de presión y dispositivos de electromiografía (EMG) para recopilar datos cuantitativos, los cuales se analizan posteriormente para comprender la interacción entre huesos, articulaciones, músculos y tendones durante el ciclo de la marcha. Los componentes clave de la evaluación biomecánica de la marcha incluyen la cinemática, que examina la posición, velocidad y aceleración de los segmentos corporales (por ejemplo, ángulos del tobillo, rodilla y cadera) a lo largo de cada fase de la marcha; la cinética, que mide las fuerzas que actúan sobre el cuerpo, como las fuerzas de reacción del suelo y los momentos articulares; y los patrones de activación muscular, que revelan cómo diferentes grupos musculares contribuyen al movimiento. Al cuantificar estos factores, la evaluación puede identificar anomalías sutiles que no serían visibles únicamente mediante observación visual, como asimetrías en la longitud del paso, rotación excesiva de las articulaciones o distribución desigual de la presión a través del pie. En entornos clínicos, la evaluación biomecánica de la marcha se utiliza para diagnosticar condiciones como la parálisis cerebral, la osteoartritis y trastornos del movimiento posteriores a lesiones, ayudando a los profesionales médicos a desarrollar planes de tratamiento específicos. Por ejemplo, si la evaluación revela que un paciente con dolor de rodilla presenta un valgo excesivo (curvatura hacia adentro) durante la fase media de apoyo, las intervenciones podrían incluir ejercicios de fortalecimiento para los abductores de la cadera u ortesis personalizadas para corregir la alineación. En medicina deportiva, esta evaluación ayuda a los atletas a optimizar su rendimiento al identificar patrones de movimiento ineficientes que podrían provocar lesiones, como el excesivo alcance de la zancada o la distribución desigual del peso durante la carrera. Además, la evaluación biomecánica de la marcha desempeña un papel fundamental en el diseño de prótesis, ortesis y calzado, asegurando que estos dispositivos aborden necesidades mecánicas específicas. Los datos recopilados proporcionan una base científica para comprender cómo los cambios en la mecánica de la marcha afectan la función general, permitiendo tomar decisiones basadas en evidencia en el ámbito de la salud, la rehabilitación y el desarrollo de productos.